La interpretación que hacemos de las emociones son los sentimientos, que se pueden regular mediante nuestros pensamientos.
Las emociones dirigen nuestro comportamiento, es importante por tanto, reconocerlas, ponerles nombre y aprender a gestionarlas.
En muchas ocasiones se confunden las emociones con los sentimientos, no obstante, emociones y sentimientos distan entre sí.
El sentimiento surge de una expresión procedente del latín “sentire” que significa pensar, opinar o darse cuenta de algo. El concepto de emoción viene del latín “emotĭo”, que significa “movimiento o impulso”
Una emoción es un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que de forma inconsciente nos llevan a reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo o interno (como por ejemplo algún recuerdo de una escena).
El sistema límbico del cerebro es quien se encarga de generar esta respuesta en el organismo. Por ejemplo, si una persona asocia el ver un insecto con la picadura del mismo, el sistema límbico le hará experimentar el miedo. Con esta emoción el individuo reaccionará y actuará de una manera inconsciente y espontánea.
El sentimiento también está relacionado con el sistema límbico del cerebro, pero aparece cuando además de la emoción se le añade el pensamiento, la razón, la reflexión y su juicio ante la experiencia que provoca esa reacción. A diferencia de la emoción, el sentimiento viene acompañado de una valoración racional, consciente. Los sentimientos son la forma consciente de las emociones.
La emoción siempre va primero al sentimiento. Sin emoción no va a haber sentimiento. Las emociones se dan de forma inconsciente, y son muy rápidas. Las emociones son reacciones psicofisiológicas que ocurren de forma espontánea y automática. Los sentimientos, las emociones hechas conscientes, se dan cuando interviene la consciencia y pueden tener una duración más larga.
Otro concepto que también podemos incluir próximo al de emoción y sentimiento, es el estado de ánimo. Los estados de ánimo no son emociones, sino estados psicológicos más o menos duraderos, y desde los que valoramos e interpretamos los acontecimientos.
Una vez la emoción se ha hecho consciente (sentimiento) la podemos alargar o acortar en el tiempo y en la intensidad. Esto es lo que llamamos gestión emocional.
Pese a que la diferencia parece estar clara, no se pueden separar entre sí, allí donde aparece una emoción aparece un sentimiento, y para poder llevar una vida plena y satisfactoria debemos aprender a gestionar nuestras emociones conscientes, nuestros sentimientos.