El cerebro de tu hijo/a desde bebé cuenta ya con prácticamente la totalidad de las neuronas que tendrá cuando sea mayor. La principal diferencia entre el cerebro de tus hijos y el tuyo es que el tuyo ya ha desarrollado trillones de conexiones (sinpasis) entre las neuronas gracias al aprendizaje de su experiencia en la vida.
En el cerebro de tu hijo o hija el cerebro reptiliano y emocional (situados en la zona inferior del cerebro) son los que llevan la voz cantante, mientras que en el tuyo también interviene el cerebro racional, situado en la zona superior del cerebro, zona del cerebro que tarda más en madurar.
El cerebro está formado por cuatro partes, diferenciando entre la zona superior y la zona inferior. La zona superior es un cerebro más evolucionado y nos proporciona una perspectiva más amplia de las vida. En esta zona se desarrollan los pensamientos, la imaginación y la planificación. El cerebro de la zona inferior se ocupa de funciones básicas (como la respiración y el parpadeo), de reacciones innatas e impulsos (como la lucha o la huida), y de las emociones básicas (como el miedo y la ira). Es la zona del cerebro más primitiva, que no tiene en cuenta los sentimientos ajenos.
“Debido al desarrollo madurativo del cerebro, en la conducta de nuestros hijos tiene mucha presencia su cerebro reptiliano y su cerebro emocional, es decir, la zona inferior del cerebro, la más primitiva, la que no tiene en cuenta los sentimientos ajenos.”
Las capacidades del cerebro superior son:
Es el cerebro que nos distingue a los humanos de otros animales, y nos permite tener conciencia de nosotros mismos. comunicarnos, razonar, ponernos en el lugar del otro o tomar decisiones basadas en un pensamiento lógico.
No se desarrolla plenamente hasta más allá de los 20 años. Se construye a grandes pasos durante los primeros años de vida, y en la adolescencia pasa por una importante remodelación que durará hasta la edad adulta.
Entre sus capacidades está:
- tomar decisiones y planificar con clarificación
- plantear consecuencias de las distintas situaciones y resolver problemas.
- gestionar emociones, sentimientos y cuerpo
- empatizar con los sentimientos ajenos
- entenderse a sí mismo
Hemisferio izquierdo del cerebro superior
- Desarrollo de la lógica, la matemática y el lenguaje
- Ayuda a pensar de forma lógica y organizar pensamientos para construir frases
- Es lingüístico y lineal (utiliza un orden y secuencia)
- Se orienta a los detalles.
- Este cerebro tiene un carácter racional, lógico, positivo y controlado
Hemisferio derecho del cerebro superior
- Desarrollo de la creatividad y el arte
- Este cerebro presenta e interpreta el lenguaje o señales no verbales.
- Ayuda a experimentar las emociones
- Crea impresiones rápidas y generales, tiene una visión del contexto.
- Este cerebro tiene un carácter más intuitivo, artístico y emocional.
Las capacidades del cerebro inferior son:
Es el cerebro más primitivo, común a los reptiles y el que nos permite luchar por nuestra supervivencia. Está completamente desarrollado al nacer. Entre sus capacidades están:
- Se encarga de las funciones básicas como la respiración, etc.
- Se ocupa de las reacciones innatas e impulsos, por ejemplo la huida, etc.
- En esta zona del cerebro se presentan las emociones básicas como el miedo o la ira, encargadas de nuestra supervivencia.
Tronco cerebral o cerebro reptiliano
- Permite actuar instintivamente e intuitivamente. Esta parte del cerebro nos permite respirar, detectar los cambios de temperatura, detectar la sensación de hambre, etc.
- Permite actuar antes de pensar
- Es el cerebro más primitivo, común con los reptiles y el que nos permite luchar para la supervivencia.
Sistema límbico
- También llamado cerebro emocional ya que alberga las emociones primarias
- Nos orienta a las relaciones
El cerebro en nuestros hijos:
En el niño son los cerebros reptiliano y límbico los que llevan la voz cantante. Hasta que nuestro hijo o hija tiene un año prácticamente sólo interaccionamos con su cerebro más primitivo, el reptiliano. En este nivel de poco o nada sirve razonar con un bebé que se siente molesto o hambriento, ya que no es la parte racional del cerebro la que está presentando la necesidad o el problema. La única salida por tanto está en satisfacer la necesidad de nuestro bebé.
A partir del año de vida la parte límbica, emocional, convive con la reptiliana y es a partir de entonces cuando debemos como padres desarrollar distintas estrategias para poder satisfacer los instintos más primitivos del niño o niña así como con sus necesidades emocionales, como necesidades de amor y seguridad. En este nivel el afecto, la empatía y los límites para su seguridad van a ser esencial estrategias como padres.
A partir de los 3 años el cerebro racional, de la zona superior, presenta mayor protagonismo, siendo la parte predominante el hemisferio derecho . Nuestros hijos no entienden todavía el sentido de las palabras , no pueden expresar sus sentimientos y viven totalmente en el presente. En esta edad es capaz de controlar sus instintos más básicos y dejarse guiar por la razón. A pesar de ello, nuestro hijo necesita afecto y comprensión para poder gestionar su cerebro emocional y cuando está cansado su cerebro reptiliano puede adquirir importante presencia.
En estos casos cuando el niño llora, no encuentra el consuelo en las palabras de sus padres, sólo busca, al igual que el bebé, que se satisfagan sus necesidades más primarias. Es importante como padres o madres poder gestionar las estrategias de educación en función de que parte del cerebro tiene la voz cantante en dicha situación. Parece extraño, ¿verdad? Pues sí, pero es importante pensar en la posibilidad de distinguir por ejemplo una rabieta si proviene del cerebro superior o el inferior.
“¿Sabías que en función de si una rabieta proviene del cerebro superior o del cerebro inferior debemos actuar como padres o madres de forma diferente?.”
Las rabietas del cerebro inferior
- Está dominada por la amígdala. La amígdala es la parte del cerebro encargada de las emociones, desencadena reacciones emocionales rápidas. Diversas partes de la amígdala están relacionadas con la agresión y la ansiedad.
- Son las hormonas del estrés las que están teniendo presencia y por tanto de poco sirve razonar.
- La respuesta de los padres debe ser más afectiva y comprensiva, buscando la contención emocional. Voz apaciguadora y cariño.
- Hasta que el niño o niña no se sienta comprendido y contenido/a no puede empezar a razonar lo que le pasa.
Las rabietas del cerebro superior:
- Es el niño o niña quien «decide» tener una rabieta.
- ¿Cómo podemos distinguir si la rabieta es decidida por su cerebro superior? Podemos probar a ceder a sus exigencias, si deja de tener la rabieta es que está siendo organizada desde el cerebro superior, por lo que habría que ponerle límites